EL GALVANITO

Septiembre 2008
EL ARTE DE FONDEAR
Para un correcto fondeo
Fondear (echar el ancla) es un arte. Primero que todo está la protagonista principal, el ancla en sí misma. Hay tantos diseños de anclas -muchos de ellos sospechosamente emparentados- que es fácil confundirse en la elección, pero partiendo de que, excepto en una lancha o gamón, es una tontería imperdonable no contar con al menos dos anclas a bordo, habrá que afilar el ingenio para seleccionarlas.
Hay anclas muy buenas para algunos tipos de fondo (barro, arena, por ejemplo), pero que son un desastre en pedregullo o piedra lisa (laja). A esta categoría pertenecen las Danforth y Fortress -marcas de fábrica norteamericanas-, y su legión de copias y pretendidas mejoras.
Las anclas de esta familia, en principio, son relativamente livianas para el peso o envergadura de un barco dado (hay tablas al efecto, que proveen los fabricantes), y su común denominador es el diseño donde las uñas o mapas, las superficies planas, son enormes con relación con la caña o mástil del ancla. Esa característica, que les permite enterrarse y levantar sobre sí los kilos de barro o arena que
Les aumentan la potencia de agarre, es su mayor inconveniente si hay correntada, porque tienden a salir volando como barriletes acuáticos, poniendo de punta los pelos y obligando a emplear vocabularios capaces de poner colorado incluso al más conspicuo cultor del hard rock.
El remedio de agregarles unos metros (5 a 10) de cadena, interpuesta entre ellas y el cabo de nylon, no hace sino confirmar la existencia de un déficit de peso intrínsecamente ligado a la filosofía de su fabricación. Por otro lado, si a bordo han de tenerse dos anclas, la segunda, en este caso especialmente pesada y robusta (se la llama de respeto), jamás puede ser de un modelo tildado de dudoso, sino que debe responder a un planteo más general, o sea que debe ser igualmente buena (no necesariamente superlativa) en cualquier fondo y, especialmente, en todo tipo de mal tiempo, temporal, oleaje o correntada. El ancla de cepo es, para estas funciones, sumamente confiable.
En cuanto al largo a proveer en cantidad de cabo o cadena, la fórmula es universal: tres veces la profundidad, y mejor cinco. En caso de situaciones muy comprometidas, ocho veces la profundidad está lejos de ser una exageración Y es, en cambio, una medida realmente sabia. Para destrabar el fondeo Diseños de anclas los hay por decenas, aunque en todos los casos, sin excepción alguna, más o menos disimuladamente, esos artefactos responden al concepto básico de un gancho o anzuelo. Un ancla, por lo tanto, es un garfio metálico que se aferra al fondo o lecho marino de manera similar a lo que lo hacían 5000 años atrás las primitivas anclas de hueso y madera pesada: se clava en el fondo, si éste es lo suficientemente blando, o se traba en alguna saliente providencial si se trata de lajas, piedras o toscas duras.
Cuando hay que levarla, simplemente se coloca el barco en la vertical de la misma y se tira hacia arriba por medio del cabo o cadena que la conecta con la embarcación. Pero hay fondos complicados, como en muchos riachos del Delta, donde ramas, raíces y hasta alguno que otro cable pueden llegar a engancharse en el ancla, haciendo del izado de ésta una tarea casi imposible.
Resultado: hay que cortar, y adiós ancla. A grandes males, entonces, grandes remedios. Se trata de usar un orinque, o cabito fino (entre 4 y 6 milímetros) de nylon o dacron, un poco más largo que el sondaje o profundidad que hay entre la superficie del agua y el fondo, teniendo en cuenta un plus acorde con la posible crecida de las aguas mientras se está fondeado. Una clara señal En un extremo se atará una boyita, salvavidas o botella plástica de gaseosa, y la otra punta irá anudada al lugar en donde la caña del ancla se une con sus uñas, o sea en el extremo opuesto a donde va la cadena o cabo de fondeo. Muchas anclas ya traen de fábrica un pequeño cáncamo o arraigo metálico en tal lugar y para ese fin, pero de no haberlo es sencillo ligar al orinque en esa zona. Si el ancla se llegara a trabar, es muy fácil zafarla al tirar del orinque, cualquiera que sea el obstáculo encontrado.
El flotador no solamente advierte a la gente de a bordo en dónde se encuentra su propia ancla, a fin de evitar un enredo cuando la embarcación cambia de posición por causa de la corriente o el viento, sino que indica a los otros navegantes que el barco está fondeado, que hay un cabo que emerge del agua en sus inmediaciones y, si alguien intenta echar su propia ancla, no podrá aducir que enganchó la otra por no haber señalizaciones acerca de su posición. Extraído del diario LA NACION | 23.01.99//30/01/99 (con el permiso correspondiente).
BREVES
Estamos en plena realización del nuevo quincho, el cual si bien respetará su estructura originaria, tiene cambios en el techo, pisos de cerámica, nuevas aberturas y ventiladores de techo, como así también el cambio en la instalación eléctrica. En nuestra próxima edición podremos ampliar más, las reformas efectuadas, y aquellos que quieran recorrer las instalaciones para observar las mismas, pueden hacerlos cuando así lo deseen.
El curso de conductor náutico se está desarrollando con gran éxito. Más de 40 personas concurren los viernes a las clases teóricas y los sábados a las prácticas, con la coordinación del Sr. Eduardo Schwerdt y colaboradores especialistas en los diversos contenidos desarrollados.
Durante los próximos días rendirán el examen, que les permitirá acceder al carnet habilitante para la conducción de embarcaciones deportivas. Durante los fines de semana, ya contamos con personal de limpieza para el sector de baños, y de los quinchos, para que los concurrentes al predio puedan disfrutar de las instalaciones en perfectas condiciones.
Respecto a la realización del SAFARI NACIONAL DEL TIBURON, nos encontramos abocados y en contacto con personal de La Plata, a fines de llevar al cabo el mismo como así lo hiciéramos durante tantos años.
Para estar en permanente contacto, hacer consultas, etc. escribir a nuestro correo electrónico, el cual será respondido a la brevedad c1ubdepescagalvan@argentina.com
Club de Pesca y Náutica Puerto Galván
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