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 Corrosión Galvánica

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Al ponerse en contacto dos metales diferentes se produce una corriente eléctrica. El agua salada del mar actúa como conductor de los electrones que parten del metal que se oxida hacia el metal que los recibe llamado cátodo. En la imagen los dos ánodos de cinc se oxidan y disuelven perdiendo electrones y convirtiéndose en oxido de cinc.
El metal menos noble se vuelve el ánodo y pierde electrones en el agua del mar, mientras el metal más noble se vuelve cátodo, adquiere la carga negativa al atraer a todos los electrones libres. El metal menos noble se convierte en óxido. Cuando esta reacción continúa, el cátodo se cubre de una película cedida por las partículas del metal anódico.
Por esta razón se puede proteger la chapa de acero con un baño de cinc. Pero si se ralla la protección desaparecerá. En un casco de acero, no debemos utilizar antifouling con base de cobre ya que este metal es más noble y por tanto capaz de oxidar al hierro. El riesgo de corrosión galvánica es mayor en las zonas del casco sumergidas. En un barco utilizamos diferente tipos de metales como son hélices de bronce, ejes del motor de acero inoxidable, mástiles de aluminio y cables de conducción eléctrica de cobre. Debemos asegurarnos de que ningún metal está en contacto con otro distinto y por ello los deberemos aislarlos entre sí con una pintura adecuada y protegerlos con ánodos de sacrificio de cinc de buena calidad en las proximidades de los elementos a proteger. La corrosión galvánica también se produce en los barcos de fibra creando corrientes la quilla de hierro y la hélice de bronce o los tornillos y piezas del acastillaje.

Link Relacionado - Publicado el: 17/10/2009 - 18:45

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